SOBRE COSAS QUE NUNCA SUCEDIERON... Y OTRAS QUE SÍ.
Empecé este "blog" pensando que me dedicaría a escribir de cine y que mi amiga Margarita tomaría todas las fotos del blog, e iríamos por el mundo "De Festival... en festival"; proyecto que no llegó a ningún lado o no al que estaba destinado; y que me pasaría los días escribiendo de cine como lo había venido haciendo los últimos 18 años de mi vida: yendo a los más importantes Festivales de cine del mundo y entrevistando a todos mis directores favoritos, a otros desconocidos y vería al menos cuatro películas al día en cada festival, comería delicioso y vería muchos atardeceres espectaculares en la Costa Azul...
De pronto nada resultó como yo esperaba, absolutamente nada, y
hace menos una semana aproximadamente murió Agnès Varda, un 29 de marzo del 2019,
a los 90 años; una de mis directoras de cine favoritas. La primera película que
vi de Varda fue Cleo de 5 a 7 en 1994 en la "Cineamteque
Francaise"en el número 51 de la calle Bercy, cuando tenñia 19 años y
según yo quería estudiar cine en la FEMIS de Paris; y en lugar de eso me
dediqué a ver una o más películas diarias durante mi estadía en Paris de un
año, aprendí francés, comí por lo menos una crepa al día y un
"pain au chocolat"; viajé lo más que pude por Europa (locuaras que
una hace a los 20 años) y pasaba muchas horas en un "Bar familiar" en
Bastille con un un amigo que ya nunca veo, con quien no parábamos de hablar de
los que fuera y tomar cervezas (el bar era de todo menso familiar).
De pronto, la semana pasada 20 años después, me di cuenta que
"da lo mismo" si uno va a o no a un festival de cine; lo importante,
lo realmente trascendente es ver cine, en donde sea – de preferencia en una
sala de cine y solo–; y que la película que uno acaba de ver, lo deje
pensando y en estado de "trance" por al menos una hora y sin poder
decir una sola palabra; como me sucedió el jueves pasado después de ver Beautiful
Boy de Felix van Groeningen, director del que honestamente
no sabía nada hasta ver su cinta; de la cual he leído que algunos críticos dicen
que es "tediosa y desconcertantemente inerte", lo cual seguramente me
convierte mi en una persona a la que lo gusta lo "tedioso", pues me
pareció de todo, menos tediosa; salí con el corazón estrujado y con ganas de
investigar (al igual que el personaje que interpreta Steve Carell: el
periodista David Scheff) todo lo posible sobre la "metanfetamina de
cristal", para nunca acercarme a ella y no permitir que mi hija se entere
de su existencia... Claro mi hija tiene apenas 8 años; pero bueno como madre es
inevitable pensar estas cosas horribles y catastróficas.
Y así que como los personajes de Los lunes al sol
(2002), de Fernando León de Aranoa, a quien entrevisté hace algunos
años en el festival de Cine de Cannes, mis días pasan entre hacer cajas para mi
mudanza número 5 en menos de diez años; deshacer luego las cajas en otra
dirección mientras enloquezco cada día un poco más; comprando más cinta canela
y burbujas para envolver; recibir plomeros y trabajadores de Telmex para que
instalen de nuevo la misma línea que han instalado en cinco diferentes
direcciones: en una de ellas, en San Pedro de los Pinos, estaba
embarazada; en la otra con una hija recién nacida en el Cerro del Ajusco y
todavía casada - no por mucho tiempo–; la siguiente vez que tuve a los
empleados de Telmex en mi casa fue en el barrio de Mixcoac, en la calle de
Málaga, ya soltera y con una hija de tres años, a quien le encantaba pasar las
horas en el balcón haciendo juegos de té y picnics con todos sus muñecos de
invitados y una sombrilla para taparse del sol, platicando con nuestra vecina
de edificio: Carmina, una mujer encantadora quien más adelante nos invitó a su
casa a ver su colección de nacimientos... ; tres años después, nos mudamos a
dos cuadras, a la calle Jerez– por fin divorciada y con una hija de seis años–
. También ahi fueron a instalar la misma línea telefónica al
"edificio de los gatos", entre otros personajes interesantísimos...
Según yo iba a hacer un documental sobre todas mis vecinas y los gatos, nunca
lo hice.
Y ahora, todavía soltera – supongo que por salud mental y por que
así es la vida–en otra casa, en el Barrio de San Lucas en Coyoacán, paso mis
días con mi gata negra: Ferguson Chimichurri, a quien de cariño le
decimos "Chimi"; y con una hija de 8 años inteligentísima – mamá
cuervo– de pelo negro ,lacio y hermosa y cariñosa; con quien ahora puedo
hacer paseos largos por Coyoacán... Antes, hace ocho años, los hacíamos yo
empujando su carriola roja y ella casi siempre dormida a la hora del paseo... Hoy
casi casi podría decir, que María me llevó de paseo por Coyoacán y me enseñó su
barrio, pues seis años de su vida los pasó paseando por Coyoacán de la mano de
su papá (supongo)...
Y
en medio de todo esto, me pasó lo mas terrible que le puede pasar a una hija:
murió mi madre (en mi opinión mucho tiempo antes de lo que debería haber
sido...)