viernes, 17 de abril de 2020



Cuarentena de mamá, hija y gato (Chimi)



No sabemos ni cuantos días llevamos en cuarentena, ni que día es hoy, ni que día fue ayer. Sé que fue jueves porque María tuvo su primera clase en línea de Taekwondo; y es en ese momento donde una piensa: bendita sea la tecnología y qué haríamos en este mundo si alguien no hubiera inventado esa aplicación de Zoom, porque no había visto a mi hija tan feliz en muchos días, como ayer en su clase de TKD.


Mientras yo escribo esto, María le pregunta a su gato (Chimi): – ¿Qué películas querrá ver hoy?– Yo tengo que escribir un texto larguísimo que no he empezado, y realmente mi cabeza sólo está en otras partes del mundo: en Mazunte, en Holbox, nadando con el tiburón ballena, en el metro de la Ciudad de México escuchando a las músicos ambulantes, viendo a las chicas arreglarse en los vagones rumbo al trabajo y enchinándose las pestañas. Me imagino con María camino a la escuela, tomando el trolebús.

María saluda a la gente que pasa por la ventana, y ellos a su vez saludan a Chimi (nuestro gato); han de saber que a Chimi le encanta estar en la ventana, viendo a la gente pasar: le toman fotos, la saludan, las chavas que vienen saliendo de la secundaria justo a esta hora, estarían ahora tomándoles fotos. Hoy sólo ha pasado una señora y lo crean o no le dijo: –"¡Hola Chimi!"–.

¿En que otros lugares está viajando mi mente? Pues está en el Festival de Cine de Cannes viendo el hermoso mar Mediterráneo, pensando en todos mis compañeros periodistas que como yo no podemos ir a ningún festival de cine del mundo; quién sabe hasta cuando, así que no podemos trabajar como estamos acostumbrados; tenemos que trabajar en Casa, en Línea… Y estoy de acuerdo en que hay que seguir las indicaciones de la OMS, pero no voy a negar que si pudiera tomaría un vuelo a Francia e iría a ver si sigue ahí las Crepería de Cannes donde siempre voy y tomo Sidra de manzana y las ostras, las panaderías, los croissants; el Grand Palais, el Teatro Lumière, estaría subiendo por la Alfombra Azul para ir a ver funciones de la sección "Una Cierta Mirada", correría para llegar de ahí a la Sala Buñuel a una se las funciones de Cannes Clasiques… Después haría una pausa en alguna terraza y me tomaría una cerveza viendo el muelle y los barcos de vela. Me metería a la última función de la noche en la Sala de Prensa…








Y vuelo de nuevo a pensar en que debería estar escribiendo el Texto de la cinta "Selah and the Spades", que por cierto tiene su estreno Mundial hoy en Amazon y es una maravilla de película para todas las adolescentes y jóvenes que todos los días luchan en las preparatorias de todo el mundo, por no sucumbir ante el bullyng y todas la vicisitudes que uno tiene que pasar en la adolescencia, creo que la etapa más Horrible de todas las etapas de la vida. Es hermosa en algunas esferas de la existencia, pero en otras, es como si un alíen se le hubiera metido al cuerpo a una. Y entonces pienso en Vala y Mile –mis sobrinas de 14 años–, que están pasando sus días encerradas en medio de una Pandemia, cuando yo a su edad, todos los viernes iba ala taller de Atletismo, o aquí acullá, al cine a ver La sociedad de los poetas muertos  y todos mis pensamientos regresan a los cines y a los viajes… A Toulouse, a Atacama, a la Patagonia Argentina, a la Paz… 






Y entonces pienso en la poesía, la maravillosa Poesía de T.S Elliot: "April is the cruellest month…"


(De pronto afuera suena el tintineo del triángulo del señor de las obleas y María sale corriendo a comprarle unas) veo por la ventana que lo encuentre, y veo gente pasar…

Y me acaban de avisar afuera que van cortar la luz tres horas, y qué remedio… 

Seguiremos encerradas sin luz eléctrica, peso sí luz solar e inventando cosas que hacer aquí adentro.

Claro que la casa de uno debería ser un Oasis, pero cuando uno se quiere quedar por gusto y no porque si sale puede contagiarse de una enfermedad de la que pocos saben verdaderamente algo.

Y entonces esto de "quédate en casa, trabaja  en línea, haz citas en Zoom, haz esto y lo otro en tu casa" no se puede. La realidad es que si estos trabajadores de la Compañía de Luz se hubieran quedado en su casa nuestro transformador de todo el edificio, habría explotado. 

Así que gracias al Cosmos por estos señores que no se quedaron en casa y vinieron a arreglar este transformador a punto de explotar en medio de una Pandemia de CIVID 19. Ya tendremos que arreglárnoslas sin luz una horas y sin Internet. Podemos jugar ajedrez y hacer cualquier cosa, lo que la gente hacia antes de que Edison, Tesla y el otro inventaran la Luz eléctrica.

Fin (se va la luz)



P.D. Dice María: ”Mamá pasa la gente con sus perros y la señora con sus tapabocas…”











7 comentarios:

  1. eres muy simpatica que padre que digas lo que te cuenta tu hija me cayo muy bien el gato me gustaria conoserlo

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  2. Oye, A QUÉ HORA LOGRAS HACER ESTO????!!!!! Está padrísimo :)

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    1. ¡Gracias! Pues con esta Cuarentena y con Insomnio da tiempo de pensar hasta en "La inmortalidad del cangrejo"

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  3. Un abrazo mi querida Isabel, siempre es bueno leerte, se hace con mucha fluidez y el texto es fresco y lleno de recuerdos que seguramente en algún momento volverás a vivir. Un abrazo a María. Hasta pronto

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